Me encanta el piri-piri.

Es una salsa potente y muy aromática que combina fenomenal con una gran cantidad de productos.

¿Recordáis el pollo al piri-piri que publiqué hace algún tiempo?

Seguro que sí. Muchos me contásteis lo rico que os salió (¡enhorabuena! 😉 )

Pues si aquella receta os gustó y os resultó sencilla de preparar, la de los mejillones al piri-piri es pan comido. Facilona de verdad…

Ingredientes

1 kilo de mejillones

3 dientes de ajo

1 guindilla (más o menos, según vuestro gusto)

1 cucharada de jengibre fresco rallado

1 cucharadita de pimentón (dulce, picante o mezcla, al gusto)

3 cucharadas de salsa de soja

1 cucharadita de orégano

2 cucharadas de vinagre de vino

zumo de un limón

1 manojo de cilantro fresco

sal y pimienta negra

Preparación

Limpiamos muy bien los mejillones, eliminando las barbas, raspando las impurezas adheridas a las conchas y enjuagándolos bien al chorro del grifo.

Los colocamos en una cazuela amplia y reservamos.

A continuación, preparamos la salsa piri-piri.

Para ello, basta con mezclar y triturar todos los ingredientes: ajo, guindilla, jengibre, pimentón, salsa de soja, orégano, vinagre de vino, zumo de un limón y el cilantro fresco.

Como os comentaba en la receta del pollo al piri-piri, sé que a muchos no os gusta el cilantro. Si es vuestro caso, no lo echéis, pero es una pena porque os perderéis un aroma muy característico de la cocina portuguesa.

Echamos 4 cucharadas de salsa piri-piri sobre los mejillones.

Tapamos la cazuela y ponemos a fuego fuerte durante unos 3-4 minutos, lo que tarden en abrirse.

En el momento en el estén abiertos, retiramos del fuego.

Volcamos sobre una fuente de servir y decoramos con unas ramitas de cilantro.

¡Ya están listos para comer!