Hoy os traigo una de las tartas más deliciosas y bonitas que se pueden disfrutar: la pavlova de frutas rojas y pistachos.
No me negaréis que la presencia es impresionante… ¡Dan ganas de zampársela enterita!
Llegado este punto, debo avisaros de varios aspectos importantes:
- Una recomendación que os hago es que uséis varillas eléctricas porque para darle esa textura aérea y ligera hay que batir mucho, mucho, mucho: el merengue, la crema… Yo nunca me he atrevido a prepararla a mano y, sinceramente, dudo que saliera bien.
- La tarta, una vez montada, hay que conservarla en el frigorífico y consumirla en 1 o 2 horas porque, de otro modo, los merengues (que hacen las veces de bizcocho) se reblandecen y la tarta pierde mucho encanto.
- No os asustéis por la cantidad de claras a utilizar: podéis aprovechar las yemas para hacer un delicioso tocinillo de cielo 😉
- Una vez horneados, hay que manipular los merengues con mucho cuidado porque son muy frágiles
- Tampoco os voy a negar que la preparación es un poco latosa (por larga) aunque realmente no tiene demasiada complicación y además, viendo el resultado, creo que merece la pena meterse un rato en la cocina ¿A que sí?
Pero no os dejéis amedrentar: realmente es una tarta tirando a fácil así que, en la próxima oportunidad que tengáis, meteos un rato en la cocina y os garantizo que saldréis a hombros 😉
Ingredientes
Para el merengue
8 claras a temperatura ambiente (no uséis pasteurizadas)
1 pizca de sal
450 gr. azúcar glas
2 cucharadas de maizena
1 cucharada de vinagre de manzana o de vino blanco o de zumo de limón
Para la crema
500 ml. nata para montar
1 yogur griego
2 cucharadas de azúcar glas
1 cucharada de extracto de vainilla
Para las frutas
600 gr. de frutas rojas (fresas, frambuesas, grosellas…)
1 cucharada de zumo de limón
1 cucharada de azúcar
1 cucharada de vinagre de Módena
3 hojas de menta
Para finalizar la presentación
un puñado de pistachos sin piel y cortados a lo largo por la mitad (para que se vea el verde intenso del interior)
unas hojas de menta para decorar
Preparación
Precalentamos el horno a 130ºC.
Comenzamos preparando los merengues. Para ello, con unas varillas eléctricas a velocidad media batimos las claras con una pizca de sal hasta que estén bien montadas y formen picos.
A continuación añadimos la maizena y vamos incorporando el azúcar poco a poco.
Subimos la velocidad y batimos durante 8-10 minutos.
Por último incorporamos el vinagre y cuando se integre paramos de batir.
En papel vegetal dibujamos tres círculos de unos 24-25 cm. de diámetro. Podemos ayudarnos usando un plato o un molde redondo.
Damos la vuelta a los papeles (para que el lápiz o la tinta no toquen el merengue), los colocamos sobre fuentes de horno y repartimos el merengue en los 3 círculos, aplanándolo con el dorso de una cuchara.
Un consejo: en uno de los círculos (el que va a ir encima) suelo hacer que el borde esté más elevado que el centro para que la presentación quede más vistosa y sujete la crema y las frutas de la cobertura.
Horneamos durante 1 h. 30 min.
Pasado ese tiempo apagamos el horno, y sin abrir la puerta, dejamos al menos 30 minutos más o, mejor, hasta que el horno se enfríe por completo.
Mientras se están horneando, preparamos las frutas:
De las frutas separamos 1/3 parte, seleccionando las frutas más bonitas que irán por encima.
Las otras 2/3 partes las ponemos en un cuenco, troceando las frutas más grandes, y espolvoreando por encima el zumo de limón, el azúcar, el vinagre balsámico y las hojas de menta.
Removemos con cuidado y dejamos macerar al menos 1 hora.
Cuando vayamos a montar la tarta, preparamos la crema chantilly:
Con las varillas eléctricas batimos la nata (que tiene que estar muy fría) en un cuenco amplio. Cuando esté montada (sin pasarnos, no vayamos a hacer mantequilla 😉 ), incorporamos el yogur, el azúcar y el extracto de vainilla.
¡Ya tenemos todos los elementos!
Justo al momento de servir (o 1-2 horas antes y manteniendo en el frigorífico) montamos la tarta:
- En una fuente de servir colocamos uno de los discos de merengue (¡Cuidado al separarlo del papel! ¡Son muy frágiles!)
- Extendemos 1/3 de la crema chantilly
- Extendemos la mitad de las frutas maceradas
- Repetimos el proceso con otro merengue + 1/3 crema + el resto de las frutas maceradas
- Por último colocamos el disco «especial» (el que habíamos preparado con el borde más alto)
- Extendemos el resto de la crema por el centro
- Colocamos las frutas que teníamos reservadas sin macerar
- Repartimos los pistachos intentando que se vea el verde intenso y maravilloso del interior
- Salseamos con el jugo que han soltado las frutas en la maceración
¡Lista! Ahora sólo queda disfrutarla y disfrutar de los halagos de los comensales.
Un último consejo: al partirla usaremos un cuchillo de sierra muy afilado.
¿A que ha merecido la pena? 🙂