Hoy os traigo unas deliciosas croquetas de jamón.
Las proporciones de leche y harina que siempre utilizo son las del gran Abraham García. Nunca fallan. Las croquetas salen cremosas, delicadas.
Para potenciar el sabor a jamón, no me limito a añadirlo picadito sino que, además, lo infusiono con la leche que usaremos en la bechamel. El resultado es impecable.
Ya me contaréis.
Vamos a la cocina.
Ingredientes
- 1 litro de leche entera
- 115 gr. de harina
- 50 gr. mantequilla
- 50 gr. aceite de oliva
- 1 chalota (o cebolleta o cebolla pequeña) bien picadita
- 50-100 gr. jamón en lonchas picaditas (la cantidad dependerá de la intensidad de sabor a jamón que queramos)
- sal
- pimienta negra recién molida
- nuez moscada (mejor entera)
- 2 huevos
- pan rallado
- aceite de oliva para freir
Preparación
Preparación de la bechamel
Ponemos al fuego una cazuela con el jamón picado y la leche. Cuando empiece a hervir, apartamos del fuego, tapamos y dejamos infusionar 10-15 minutos.
Colocamos una cazuela al fuego con la mantequilla y el aceite. Cuando esté caliente, añadimos la chalota (o cebolleta o cebolla) bien picadita y doramos ligeramente, hasta que quede transparente.
Volcamos la harina y damos unas vueltas con una varilla durante un par de minutos, para eliminar el sabor a harina.
Volcamos la leche infusionada y removemos sin parar con la varilla durante, al menos, 5 minutos. La bechamel debe quedar sin grumos y cremosa.
Sazonamos con nuez moscada rallada y pimienta negra. Antes de añadir sal probamos porque, dependiendo del jamón, puede que no sea necesario salar.
Pasamos la bechamel a una fuente honda y tapamos con papel film, asegurándonos de que el plástico toca la superficie de la masa para evitar que, cuando se enfríe, forme costra.
Dejamos reposar un par de horas (mejor toda la noche) en el frigorífico.
Preparación de las croquetas
Llegó el momento de formar las croquetas.
Empezamos batiendo un par de huevos en un plato hondo.
En otro plato ponemos abundante pan rallado.
Con la ayuda de una cuchara cogemos una porción de bechamel: aquí va en gustos. El tamaño estándar es, más o menos, de una pelota de golf.
Recubrimos la bola en huevo batido y, a continuación, pasamos al pan rallado. Lo rebozamos bien y aprovechamos para dar forma (ovalada o redonda, como más nos gusten). Dejamos la croqueta ya formada sobre una fuente.
Repetimos el proceso hasta formar todas las croquetas.
Por cierto, si hacemos una buena cantidad, podemos congelarlas en este punto. Mi recomendación: las colocamos sobre una bandeja, las metemos en el congelador en horizontal y, cuando están congeladas, las repartimos en bolsitas aptas para congelación. Así tendremos croquetas listas para freir en cualquier momento (no hace falta descongelarlas antes).
Podemos freirlas inmediatamente pero, en mi opinión, quedan mejor si se dejan un rato (o varias horas) reposando, mejor en el frigorífico.
Para freirlas, ponemos abundante aceite en una sartén a fuego medio-alto. Cuando esté caliente, vamos introduciendo las croquetas. No demasiadas a la vez, para que no se toquen entre ellas.
Cuando están doraditas las ponemos sobre papel de cocina o sobre una rejilla para que suelen el exceso de aceite.
¡Y ya están! Eso sí, no dejéis que se enfríen. Hay que tomarlas bien calentitas.